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EL SECRETO PARA SANAR LA VERGÜENZA


El secreto para sanar la vergüenza se encuentra justamente en el centro de la vergüenza misma; el último lugar adonde buscaríamos. La vergüenza es como un recipiente mal entendido que contiene amor propio, entretejido con materiales especiales y que solo anhela ser inundado de tu cálida consciencia y curiosidad, y de tu corazón. El secreto para sanar la vergüenza yace justamente en encontrarte con ella desde adentro, en vez de alguna definición clínica, abstracta y distante de la experiencia. Lo que es conceptual no puede ser realmente tocado; se trata de esta experiencia única, plenamente viva y encarnada de vergüenza tal como aparece en la imaginación, en las poesías, de forma estética dentro tuyo. No se trata de la vergüenza de ayer o del año anterior, o de la vergüenza que tenías cuando tenías siete años; esta vergüenza se encuentra ya muy lejos. Se trata más bien de la vergüenza presente, en este momento, que es salvaje, que pica, sin domar, y que emerge como un pensamiento, un sentimiento, y una sensación… como presión en la cabeza y mariposas en el vientre, como vacío y anhelo, como voces en la cabeza, y deseos en el corazón; como una luz significativa, como agua, como fuego. La vergüenza ha llegado, no para dañarte, sino para ofrecer con compasión su portal sagrado y poco comprendido. Toma el riesgo de conocer su fragancia única, de sentirla en el cuerpo, de conocer sus singulares estados de ánimo y sus imágenes. Toca este lugar sagrado que ha estado anhelando tu amor por tanto tiempo. Acércate a la vergüenza, pero no tanto como para caer en ella. Interprenetración sin enredarte. Intimidad sin fusionarte. ¡Olvídate hoy de “sanar” tu vergüenza! Y en cambio, encuentra al avergonzado, acércate a aquel que se siente poco digno y roto, Invítalo a entrar a aquel que se siente enfermo y no amado, y sácalo de su escondite, guíalo hacia la luz de la consciencia compasiva. Encuéntrala en el vientre, en el pecho, en la garganta… Inúndala de luz, de curiosidad, y cuidado, con esta tierna consciencia que no busca “arreglar” sino entender, No busca “remendar” sino abrazar, No busca “aniquilar” sino aliviar y vincularse. Abraza tu vergüenza cerca de ti como una madre sosteniendo a su precioso niño y pregunta: — “Mi amor, necesitas ser sanada hoy?” Y escucha, escucha con atención, Escucha ahora desde la profundidad de tu alma, Escucha su respuesta sin tiempo mientras emerge del gran silencio de la meditación. — “Hoy no preciso sanarme, madre: solo sosténme”. - Jeff Foster & Matt Licata- #UnSenderoDeSanación @dorys.montero


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